Con estos nuevos transistores, cualquier movimiento mecánico, como por
ejemplo el movimiento de los brazos o dedos de un robot, podría ser
traducido fácilmente a señales de control. Esto podría hacer que la piel
artificial sea más inteligente y parecida a la piel humana, permitiendo
que perciba la actividad sobre su superficie y transmita esa
información a la unidad de procesamiento central o cerebro del robot.
Imitar
electrónicamente el sentido del tacto ha sido un reto difícil en la
historia de la robótica, y en la actualidad se lleva a cabo midiendo
cambios en la resistencia producidos por contacto mecánico. En cambio,
los dispositivos desarrollados por Zhong Lin Wang, Wenzhuo Wu y Xiaonan
Wen de la Escuela de Ciencia e Ingeniería de los Materiales del
Instituto Tecnológico de Georgia (Georgia Tech), en la ciudad
estadounidense de Atlanta, se basan en un fenómeno físico diferente:
Pequeñas cargas de polarización formadas cuando materiales
piezoeléctricos, como por ejemplo el óxido de zinc, son sometidos a
tensión mecánica. En los transistores piezotrónicos, las cargas
piezoeléctricas controlan la corriente que fluye por los cables, como
hacen los voltajes aplicados a la puerta en los transistores
convencionales de tres terminales.
La técnica sólo funciona en materiales que tienen propiedades tanto piezoeléctricas como semiconductoras.
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